La Joaquín V. González la llaman los changos de Anta revoleando los ponchos todos la bailan y cantan. Un paisano silbaba mientras bailaba esta zamba será que la tonada se le prendió dentro el alma. Vibran ya los cielos de las bagualas desde el sol de mi pueblo arderá mi sed de guitarra revoleando los ponchos todos la bailan y cantan. Los senderos de agosto me entrega laguna blanca si en González me duermo despierto en la salamanca. Voy detrás de unos ojos sin sospechar hasta cuando ellos han doblegado a mi corazón de quebracho.