Un puntecito de piedra aun demarca el camino Que corta el viejo arroyito, refugio de mi niñez Allí donde yo dejé toda la paz de mi nido Dulce tiempo que el destino solo nos brinda una vez Dulce tiempo que el destino solo nos brinda una vez Una tapera dormida, envuelta en enredaderas Mira una carretera con su eterna soledad Tan solo el viento al pasar, es que pregunta porque Aquel que, un día, se fue, no pudo volver jamás Allí quedo mi corazón de ingenuidad Tiempo de Sol, mis ojos llenos de claridad El rancho, aquel que se cayo, yo llevo en mi Y, en esta, jugando el niño que, un día, fui Allí quedo mi corazón de ingenuidad Tiempo de Sol, mis ojos llenos de claridad El rancho, aquel que se cayo, yo llevo en mi Y, en esta, jugando el niño que, un día, fui Un raguelo olvidado, peñora en cantar-te un balde Mañanas, noches y tardes que despertaram sua aguas Pero, en tan solos, se acalman se, acaso, una lluvia insiste Y, en veces, jujando triste mostrando al campo sus lágrimas Una tapera dormida, envuelta en enredaderas Mira una carretera con su eterna soledad Tan solo el viento al pasar, es que pregunta porque Aquel que, un día, se fue, no pudo volver jamás Allí quedo mi corazón de ingenuidad Tiempo de Sol, mis ojos llenos de claridad El rancho, aquel que se cayo, yo llevo en mi Y, en esta, jugando el niño que, un día, fui Allí quedo mi corazón de ingenuidad Tiempo de Sol, mis ojos llenos de claridad El rancho, aquel que se cayo, yo llevo en mi Y, en esta, jugando el niño que, un día, fui Y, en esta, jugando el niño que, un día, fui